Uno de los mayores signos de benevolencia, misericordia y poder de Dios es  que ha creado a la humanidad en parejas para que entre sí, se reconforten,  satisfagan sus necesidades y se ayuden. El Profeta 
(P y B) enfatizó  la importancia del vínculo matrimonial, dijo:
 
“Quien se case, completa la mitad de su religión, entonces que  tema a Dios por la otra mitad”. [Transmitido por Tabrani]
 
Dios, Enaltecido sea, dijo en el Sagrado Corán:
 
“Y entre Sus signos está haberos creado esposas de entre vosotros  para que encontréis en ellas sosiego, y puso entre vosotros amor y  misericordia”. [30:21] 
 
La base fundamental de la sociedad es la familia, y el marido y la mujer son  copartícipes en esa familia sobre la que se construye el hogar musulmán. Para  que la familia tenga éxito y haya tranquilidad en el hogar, el Islam le otorga a  cada cónyuge ciertos derechos y obligaciones. A continuación, nos concentraremos  en los derechos de la esposa.
 
La dote: La dote es el derecho de cada mujer cuando contrae matrimonio. El  contrato matrimonial no es legal si no se especifica la dote. Este derecho no se  puede anular, incluso si la mujer estuviera de acuerdo. La dote le pertenece a  la mujer y tiene la libertad de hacer con ella lo que quiera.
 
Dios dice en el Corán:
 
“Dad a vuestras mujeres su dote con buena predisposición”. [4:4]  
 
El esposo no puede quitarle la dote, ni parte de ella si después de un tiempo  decide divorciarse de la mujer. Dios dice en el Corán:
 
“Y si queréis cambiar de esposa (divorciando a la que tenéis para  casaros con otra) habiéndole dado una dote cuantiosa, no pretendáis recuperar  nada de la misma. ¿Acaso queréis cometer una injusticia? ¿O pretendéis que se os  devuelva lo que le habéis dado después de haber compartido la intimidad y de  haber concertado un pacto firme?”. [4:20-21] 
 
Esta aleya indica significativamente lo sagrado que son los votos  matrimoniales y lo íntimo de la relación, como así también el derecho que tiene  la mujer a quedarse con la dote en caso de divorcio. Dios, Enaltecido sea, dice  en el Sagrado Corán:
 
“¡Oh creyentes! No es lícito tomar a las mujeres como objeto de  herencia, ni impedirles o forzarlas a que vuelvan a casarse para recuperar parte  de lo que les hayáis dado salvo que cometieran adulterio (…) Tratad bien a  vuestras mujeres en la convivencia. Y si algo de ellas os disgusta, es posible  que Dios haya decretado a pesar de esto un bien para vosotros”. [4:19]
 
Esta aleya garantiza la justicia y los derechos de la esposa aún si su marido  no está completamente conforme con ella. Esto también está expresado en el dicho  del Profeta 
(P y  B) narrado por Abu Hurairah:
 
“Un hombre creyente no debe odiar a una mujer creyente (a su  esposa), si alguna característica suya le disgusta, le gustará alguna  otra”.[Transmitido por Bujari]
 
Manutención: El marido tiene la obligación de darle a su mujer un sustento  honorable y suficiente acorde a sus posibilidades. Dios dice en el Corán:
 
“Que el pudiente mantenga a su familia según sus medios, y aquel  cuyo sustento sea limitado que lo haga acorde a lo que Dios le haya proveído.  Dios no exige a nadie por encima de sus posibilidades. Y ciertamente luego de  toda dificultad, Dios os enviará un alivio”. [65:7]
 
Si un hombre tiene los medios económicos para mantener bien a su familia y se  negara a hacerlo, la mujer tiene derecho a tomar lo que le corresponda para  satisfacer sus necesidades y las de sus hijos, evitando malgastar el dinero en  extravagancias. Hind bint Utbah se acercó al Profeta 
(P y B) y se  quejó de su esposo Abu Sufian:
 
“Mi esposo es muy tacaño y no gasta el dinero suficiente para mí  y sus hijos”. Respondió: “Toma lo que te sea suficiente para ti y tus hijos  dentro de sus límites”.[Transmitido por Bujari]
 
Si el marido pasara por un período de escasez financiera y le fuera imposible  cubrir los gastos de su familia o si se alejara de ella por un largo tiempo y su  esposa fuera perjudicada por su ausencia, la mujer puede pedir la anulación del  matrimonio según los veredictos de la jurisprudencia islámica. El Profeta  
(P y B)  explicó este derecho:
 
“Temed a Dios en los asuntos relacionados a tu mujer porque has  hecho un juramento ante Dios y has legitimado tus relaciones íntimas con ella  por la palabra de Dios: tu derecho es que nadie que tú no desees (entre a tu  casa) se siente en tu cama (o almohadones), y si esto sucediera, entonces puedes  reprenderla, y su derecho es que tú la alimentes y la vistas dentro de tus  posibilidades”.[Transmitido por Muslim y Abu Dawud]
 
El Profeta 
(P y  B) le dijo a su compañero Saad ibn Abi Waqas:
 
“No hay cantidad que gastes para tu familia buscando la  recompensa de Dios que no sea Él quien lo retribuya, incluso si es el bocado de  comida que pones en la boca de tu esposa”.[Transmitido por Bujari]
 
Justicia y equidad: El hombre que esté casado con más de una esposa deberá  actuar con justicia y equidad con ellas. Esto incluye su obligación de  proveerlas de alimentos, vestimenta, vivienda y de pasar su tiempo y tener  intimidad con ellas. Dios dijo:
 
“Si teméis no ser equitativos con (las dotes de) las huérfanas,  entonces casaos con otras mujeres que os gusten: dos, tres o cuatro. Pero si  teméis no ser justos, casaos con una sola o recurrid a vuestras esclavas. Esto  (casarse con una sola mujer) es lo recomendable para evitar cometer alguna  injusticia”. [4:3]
 
El Profeta de Dios 
(P y B) dijo:
 
“Quien tenga dos esposas y favorezca a una sobre la otra,  llegará al Día de la resurrección con uno de sus lados caído”.[Transmitido por  Tirmidi, Hakim y otros] 
 
Esto indica que el hombre debe ser justo y equitativo con sus esposas. Se le  advierte sobre el castigo de la parálisis y la deformación que sufrirá en la  Otra Vida tal como él deforma los derechos de sus mujeres en esta vida. 
 
Es ilegal que un hombre maltrate a su esposa con cualquier tipo de abuso,  dificultad, acoso, carga indebida o insulto. Tampoco puede abusar de los bienes  y el dinero de su esposa ni forzarla a pagar sus cosas a modo de rescate para  que él le dé el divorcio. La ley Islámica no permite que el marido obligue a la  esposa a hacer algo inmoral o vergonzoso que atente sobre su honor o el de su  familia o sea perjudicial para la sociedad. La razón de estas restricciones es  incitar a una conducta correcta. Aquellos que actúan indiscretamente y son  sospechados de estar cometiendo infidelidades, pueden ofrecerle el divorcio a su  mujer, como así también ella puede solicitar “Jula”, por medio del cual se  disuelve el contrato matrimonial argumentando mal comportamiento.
 
Protección y preservación
 
El marido debe proteger de la mejor manera posible a su mujer y sus hijos y  prevenirles de posibles daños o situaciones inmorales. Dios, Enaltecido sea,  dice:
 
“¡Oh creyentes! Guardaos a vosotros mismos y a vuestras familias  del Fuego, cuyo combustible serán los hombres y las piedras, y en el que habrá  ángeles violentos y severos que no desobedecen a Dios en lo que les ordena, sino  que ejecutan cabalmente Sus órdenes”. [66:6]
 
Todo lo que proteja de cometer actos ilícitos o inmorales es recomendable  pero sin llegar a los extremos. El Profeta 
(P y B) dijo:
 
“Existe un tipo de celos que Dios ama y otro tipo que odia: el  tipo que ama es sobre los actos dudosos y el tipo de odia es sobre los actos que  se cometen sin duda alguna”. [Transmitido por Ahmad, Abu Dawud y Nisae]
 
Cierto tipo de celos son aceptables y hasta recomendables, y otros no, como  lo explicó el Profeta 
(P y B) y lo  confirmó en otra narración: 
 
“Ciertamente Dios se pone celoso y el creyente se pone celoso y  los celos de Dios son por ver un creyente cometiendo actos ilícitos”.  [Transmitido por Bujari, Muslim y otros]
 
Y dijo:
 
“Tres tipos de personas no entrarán al Paraíso: el que  desobedece a sus padres, el que no tiene cierto grado de celos por su esposa y  la mujer que actúa o se viste como un hombre”.[Transmitido por Ahmed] 
 
La compañía, el cuidado y las relaciones íntimas
 
El marido debe vivir con su esposa honradamente, con respeto y buenos modos.  Debe mantener su apariencia decente, limpia y aceptable cuando se relaja en su  hogar, tal como le gusta encontrar a su mujer ya que debe existir entre ambos  respeto y decencia. El Profeta de Dios 
(P y B) dijo al  respecto:
 
“El más completo de los creyentes es el que tiene el mejor  carácter, y el mejor de vosotros es el que trata bien a sus  mujeres”.[Transmitido por Tirmidi ]
 
El Mensajero de Dios solía reparar su ropa y sus zapatos, y ayudaba a sus  esposas en los quehaceres del hogar. En una ocasión le preguntaron a Aisha:  “¿Qué hacía el Mensajero de Dios cuando estaba en casa?”. Respondió: “Ayudaba  con las tareas del hogar y cuando escuchaba el llamado a la oración, salía de la  casa”. El Profeta 
(P y B) siempre  era agradable, bondadoso y amable con todos y también jugaba y se divertía con  los miembros de su familia. Dijo:
 
“Todo lo que no contiene el recuerdo de Dios es puro pasatiempo  excepto por cuatro cosas: bromear y jugar con la esposa de uno, entrenar un  caballo, caminar de un lugar a otro y aprender a nadar”.[Transmitido por Nisae]  
 
Este dicho indica que los entretenimientos son meramente para jugar y pasar  el tiempo, y en consecuencia, uno no recibe recompensa por ellos, excepto los  casos mencionados por el Profeta 
(P y B) que son  útiles y se realizan con buenos propósitos. El Profeta 
(P y B) era  conocido por ser alegre y decente al jugar con su familia o bromear con ellos.  Por ejemplo, Aisha dijo:
 
“Una vez el Profeta 
(P y B) y yo  corrimos una carrera y yo gané. Esto fue antes de que yo envejeciera y subiera  de peso, luego de lo cual corrimos otra vez y ganó él. Al finalizar la carrera,  el Profeta 
(P y  B) me dijo: “Esta (victoria compensa) por aquella (tuya)”.[Transmitido  por Ahmed , Abu Dawud, Ibn Hibbaan]
 
Existen varios relatos del Profeta 
(P y B) cuando se  quedaba en su casa hablándole a su familia, haciéndoles compañía y  demostrándoles cariño antes de ir a dormir o antes de realizar el último rezo  del día. Por ejemplo, Ibn Abbas narró: “Un día dormí en la casa de Maimuna (su  tía y esposa del Profeta 
(P y B)) y vi al  Profeta realizar sus oraciones. Conversó un momento con su esposa y se fue a  dormir. Más tarde en la noche, se despertó para rezar como Dios le había  decretado”.
 
Dios dice en el Corán:
 
“Hay un bello ejemplo en el Mensajero de Dios (de valor y firmeza  en la fe) para quienes tienen esperanza en Dios, (anhelan ser recompensados) en  el Día del Juicio y recuerdan frecuentemente a Dios”. [33:21]
 
Por lo tanto, el Profeta 
(P y B) es el  mejor ejemplo a seguir por todos nosotros, los creyentes. Todos los musulmanes  deberían seguir los pasos del Profeta 
(P y B) en todos  los asuntos personales y públicos de la vida. 
 
El marido debe guardar para sí los secretos y defectos de su esposa. No debe  conversar en público de temas privados del matrimonio, ni siquiera con los  amigos más íntimos. Al respecto, el Profeta 
(P y B) dijo:
 
“Uno de los peores ante los ojos de Dios el Día de la  Resurrección es el hombre que tiene relaciones íntimas con su esposa, o una  esposa con su marido, y luego uno de ellos cuenta su privacidad a  otros”.[Transmitido por Muslim y otros]
 
Al igual que el hombre, la mujer casada tiene derecho a pasar la noche con su  marido y tener una vida sexual saludable que la satisfaga. El hombre está  obligado por la ley Islámica a cumplir los deseos sexuales de su esposa y  satisfacer sus deseos para evitar que intente cometer actos ilícitos. Una  esposa, como toda mujer, tiene una gran necesidad de ser amada y valorada, que  la tengan en cuenta y de cumplir sus deseos físicos naturales.
 
El Islam prohíbe que un hombre se dedique a realizar actos físicos de  adoración, como rezar o ayunar, al extremo que deje de atender las necesidades  físicas, sexuales y sociales de su esposa. Salman Al Farisi narró un incidente  famoso:
 
“Un día fui a visitar a mi hermano en la fe Abu Darda y cuando llegué, me  saludó su esposa, que estaba muy desalineada. Le pregunté: ‘¿Cuál es tu  problema, por qué estás en este estado tan desagradable para tu esposo?’. Ella  dijo: ‘Tu hermano Abu Darda no tiene ningún interés en los asuntos mundanales.  ¡Se pasa todas las noches rezando y todos los días ayunando!’. Luego vino Abu  Darda a darme la bienvenida y me ofreció comida. Le pregunté: ‘¿Por qué no comes  conmigo?’. Respondió: ‘Estoy ayunando’. Entonces dije: ‘Por Dios, debes cortar  tu ayuno y comer conmigo’. Abu Darda rompió su ayuno y comió conmigo. Pasé esa  noche en su casa y lo vi levantarse durante la noche para rezar, pero lo  interrumpí diciéndole: ‘Tu cuerpo tiene ciertos derechos sobre ti, tu Señor  tiene ciertos derechos sobre ti, y tu familia tiene ciertos derechos sobre ti.  Ayuna algunos días y no ayunes otros, acércate a tu esposa (para tener  relaciones maritales). Garantízale a cada uno su derecho como corresponde’”.  
 
Justo antes del amanecer, Salman dejó que Abu Darda se levantara a rezar.  Ambos se levantaron, realizaron la ablución, rezaron y luego se dirigieron a la  mezquita a rezar el Fayr. Cuando terminó la oración, Abu Darda se acercó al  Profeta 
(P y  B) y le contó lo que había pasado con Salman y lo que éste le había  dicho. El Profeta 
(P y B) le  dijo:
 
“Salman ha hablado con la verdad”. [Transmitido por Bujari y  otros]
 
Con respecto a las necesidades de su esposa, un hombre no debe ausentarse de  su hogar por un tiempo demasiado largo. Después de haber consultado a su hija  Hafsa, el Califa Omar ibn Al-Jatab dictaminó que el período que una mujer debe  esperar pacientemente a su marido es de seis meses.
 
Abdur Razaq y otros narraron una famosa historia: 
 
“Omar ibn al-Jatab estaba haciendo una ronda nocturna por el pueblo cuando  oyó a una mujer lamentarse:
 
La noche se ha hecho larga y su fin es oscuro y negro.
 
No puedo dormir desde que no tengo a mi amante con quien  jugar.
 
Si no hubiera un Señor, cuyo Trono está en el Cielo,  
esta cama se retorcería, temblaría y se estremecería.
 
A la mañana siguiente, Omar fue hasta la casa de esa mujer y le preguntó por  qué había dicho esa poesía. La mujer le dijo que su marido se había ido en una  campaña militar hacía tiempo ya. Luego Omar fue a consultarle a su hija sobre  cuánto tiempo una mujer puede ser paciente para esperar a que su esposo regrese.  Después de meditarlo un momento, durante el cual la convenció de que este tema  era muy importarte para los musulmanes, ella respondió: “Seis meses”. A partir  de ese momento, Omar organizó todas las campañas militares para que terminaran  en seis meses así todos podrían regresar con sus esposas dentro de ese período  de tiempo.
 
Esto es aproximado, ya que las circunstancias pueden llevar a que ese tiempo  sea mayor o menor. La mujer puede tolerar la ausencia de su marido por más de  seis meses o puede demandarle que regrese antes que se cumpla ese tiempo. El  hombre no puede negarle a su esposa su reclamo legítimo salvo que exista una  buena razón que lo justifique. Además, el hombre no podrá tomar ninguna decisión  financiera en nombre de su esposa sin su permiso. 
 
El esposo deberá consultarle a su mujer sobre las decisiones importantes en  relación a su hogar, sus hijos y otros temas en común. No es aconsejable que el  hombre imponga una decisión sobre la familia sin escuchar la opinión de su  esposa, siempre y cuando sea una opinión inteligente y correcta. El Profeta de  Dios 
(P y  B) nos dio un ejemplo práctico al respecto. El Día del Pacto con la  tribu Quraish, el Profeta 
(P y B) le ordenó  a sus compañeros que se raparan las cabezas y que abandonaran su estado de  Ihraam, pero fueron lentos y no se apresuraron a cumplirlo. Um Salamah, su  esposa, le recomendó que él lo hiciera primero y luego saliera a ver a sus  compañeros. El Profeta 
(P y B) actuó  según el concejo de su esposa y cuando los compañeros lo vieron, se apresuraron  en cumplir obedientemente.
 
El marido debe evitar contar cada error insignificante que pueda cometer su  esposa. Por ejemplo, el Profeta de Dios 
(P y B) dijo:
 
“Un hombre no deberá llegar a su hogar tarde en la noche luego  de un viaje (es decir, sin anunciar su llegada con anterioridad)”. [Transmitido  por Bujari, Muslim y otros]
 
El Profeta 
(P y  B) dio esta recomendación para que el marido no encontrara a su mujer  desalineada y eso le provocara desagrado. Por supuesto que en la actualidad, el  esposo puede comunicarse con su esposa con mayor facilidad para decirle si  regresará durante el día o en la noche.
 
El hombre está obligado a ser bueno, atento y cuidadoso con su esposa. Debe  tratarla con honestidad, decencia, paciencia y cuidado, considerando su  naturaleza. A la mujer le agrada que la amen y que la cuiden. Su esposo debe  demostrarle afecto, amor, aprecio, cuidado y consideración.
 
El sistema de divorcio en el Islam está diseñado para proteger los derechos e  intereses de la mujer y para dar una amplia oportunidad a la reconciliación de  la pareja. Más adelante daremos algunos detalles al respecto, por ahora sólo  mencionaremos que en el divorcio, así como en el matrimonio, cada uno debe  actuar con buen comportamiento para asegurarle a cada parte lo que le  corresponde. Dios, Todopoderoso, dice:
 
“Si la voluntad de divorcio se expresare dos veces, se tendrá aún  la posibilidad de reconciliarse debiendo tratar a la mujer benévolamente, o en  caso contrario dejarla marchar de buena manera”. [2:229]