Bienvenidos hermanos y hermanas a este pequeño espacio dedicado a ustedes

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Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él.

FAMILIA EN ALLAH

FAMILIA EN ALLAH
Mensaje para los Padres: Enseñarás a tus hijos a volar, pero no volarán tu vuelo. Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño. Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.

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miércoles, 14 de abril de 2010

LA DOTE

  
En la Jurisprudencia Islámica, la dote (mahr) también se denomina (sadaq) y (nile). Las posesiones otorgadas como dote no son simplemente el precio de poder estar con la mujer y adquirir la oportunidad de obtener provecho de ella sino que támbien son una señal simbólica  que muestra el deseo de vivir con ella para toda la vida y un tipo de benevolencia concedida como regalo. Si la dote se determina en el contrato de matrimonio se denomina (mahr al musmma) (dote que es designada), si no es asi entonces se llama (mahr al misl) (dote tasada). La dote tasada es la cantidad que por regla general se paga a las mujeres y los parientes de la misma clase socila de la familia de la novia. Si la cantidad de la dote no es determinada en el contrato de matrimonio o la dote demuestra ser invalida, entonces entra en vigencia para la novia el (mahr al misl).

La dote es una condicion del contrato de matrimonio.  Este asunto se explica en el Corán con las siguientes palabras: (Dad a las mujeres la dote correspondiente de buen grado; pero si ellas remiten caulquier parte de ello por su propia voluntad, aceptadlo y disfrutadlo con provecho) (4:4). No hay un límite maximo para la cantidad de la dote. En una ocación, en la época del Profeta, se concedió una plantación de palmeras con datiles como dote. Los eruditos tienen diferentes opiniones acerca de la cantidad minima  que puede ser otorgada como dote. En otras palabras, es muy importante tener encuenta que esto es lo que por derecho puede pedir una mujer y la cual el hombre esta obligado a pagar. Como se ve claramente la dote es una practica establecida digna de tener en cuenta; una institucion dirigida a proteger los derechos de las mujeres y garantizar su subsistencia futura. Sin embargo, como queda indicado en el versiculo, la mujer puede tambien donar la dote a su marido.

Sahl bint Sad nos narra: Una mujer puede que haya sido Jawlah el Haqim; Fatima Bint Shuraih o Zaynab bint Huzayma visito al profeta y le dijo "Oh mensajero de Allah he venido para dedicarte mi alma". El prfeta miró a la muje y bajó la cabeza sin decir nada. Al no haber recibido ninguna respuesta positiva del Profeta la mujer se entristeció. Pero justo antes que se marchara, un hombre se levanto y dijo: "Oh mensajero de Allah Si tú no la necesitas, cásala conmigo". El profeta le preguntó que si tenía algo para darle como dote, Y el hombre respondió: No,  oh Mesajero de Allah, juro por Allah que no tengo". Entonces el Profeta le indicó: "Vé al lado de tu familia y mira si puedes encontrar algo", el hombre se fue y poco rato despues regreso y le informo al Profeta que no habia podido encontrar nada. El Profeta lo volvió  a enviar a su casa diciendo: "Mira otra vez si no hay nada trae aunque sea un solo anillo de hierro". Y al volver el hombre vuelve a jurar qu no tiene ni siquiera un anillo de hierro, que solamente tenia un vestido que llevaba encima y si quería podria compartirlo con ella.  El profeta dijo: ¿Para que sirve tu vestido? Si te lo pones tu ella no va a tener que ponerse; Si se lo pone ella tu no tendras nada para cubrirte. Despues el Profeta le preguntó al hombre que versiculos sabia del Corán. Y el hombre le dijo el nombre de algunos versículos que sabia del Corán. Y entonces el mensajero de Allah le dijo: Te caso con ela con la condicion de que, como su dote le vas a enseñar lo que sabes del Corán.

En otra ocación, una mujer de la Tribu Bani Fazara deseaba casarse,con una dote como obligación. el Mensajero de Dios le preguntó: ¿Siendo  como eres una mujer adinerada, aceptas casarte por un par de zapatos como dote? ¿Te vas a conformar con un par de zapatos con respecto a tu ego y tu riqueza? La mujer respondio Sí y el Profeta reconoció este matrimonio.

Umm Habiba relató que cuando ella y su marido Ubeydullah Ibn Yash emigraron a Abisinia, Ubaydullah murió allí. entonces el Rey Negus la casó con el Mensajero de Allah y le dio cuatro mil dirhams como dote en nombre del Mensajero. Despues le envio acompañada por Shurahbil Ibn Hasana al Profeta y el Mensajero acepto completamente todo esto.

Una vez el Califa Omar, considerando las condiciones sociales de la época en la que estaban, con la intención de poner un limite máximo a la dote concedida a las mujeres dijo en un sermon del viernes: (No llegar al exceso de otorgar inmensas dotes a las mujeres). Entonces una mujer del público se levanto y dijo: Oh Omar, tú no tienes ningún derecho a intervenir en esto; ya que Allah dice en uno de sus versiculos que " incluso si hubierais dado un tesoro entero por dote, no retomar ni la minima parte de lo que habia sido otorgado, (4:20) Omar, reconoció entonces que la mujer tenía razón y no insistio en su opinión. Sin embargo. no guarda relación ser más religioso con otorgar una dote muy elevada.

Los compañeros del Profeta consideraron las cosas que tienen tanto valor moral como material como dote. Por ejemplo, cuando Abu Talha y Umm Sulaym, la madre de Anas ibn Malik se casaron, la dote de ellos fue que Abu Talha se hiciera musulmán, ya que Umm Suleym había aceptado ya el Islam antes de él. Cuando Abu Talha le propuso matrimonio a Umm Sulaym, ella dijo: Me hice musulmana y abandoné a mi marido por que era un infiel. Si te conviertes al Islam, me caso contigo. Entonces  abrazó el Islam. Como se aprecia, lo que Umm Sulaym pidió a su marido no era algo concreto, sino una condición inmaterial.

En el Corán se hace referencia a la dote como posecion: Os esta permitidos casaros gastando de vuestra propiedad con la condicion de que vivais con castidad, lejos de la fornicación. (4:24). Además la frase gastar de su propiedad demuestra que la dote es una de las condiciones del matrimonio y tambien ilustra que si se lleva a cabo un matrimonio establecido sin citar la dote, en cualquier caso habrá una dote ligada a dicho matrimonio.

Segun la escuela Hanafi, la dote tiene que ser algo material. Y como ha sido mensionado antes, el límite minimo es de 10 dirhams de plata. En otras palabras, la mujer puede pedir al menos esta cantidad, no menos, Aunque está determinada al límite mínimo, no hay ningún límite para la cantidad máxima, según la escuela Shafi, enseñar el Corán tambien es aceptado como dote.
Por ende, las partes implicadas en la consecucion de dicho matrimonio tienen que solucionar la cuestión de la dote considerando las condiciones actuales. De este modo, se evita la posibilidad de cualquier sufrimiento futuro y una norma del Islam será salvaguardada de convertirse en una practica simbolica.

martes, 13 de abril de 2010

EL BUEN TRATO CON LA ESPOSA

Dios instruye a los hombres a ser bondadosos con sus esposas y a tratarlas de la mejor manera:
“…Tratad bien a vuestras mujeres en la convivencia…” (Corán 4:19)
El Mensajero de Dios dijo: “El creyente mas perfecto es el del mejor carácter. Los mejores son los que tratan mejor a sus mujeres”.[1]  El Profeta de la Misericordia nos informa que el trato de un esposo con su esposa refleja el buen carácter de un musulmán, que a su vez es refleja la fe de la persona. ¿Cómo puede un hombre ser bueno con su esposa? Debe sonreírle, no lastimarla emocionalmente, alejarla de todo lo que pueda lastimarla, tratarla gentilmente y ser paciente con ella.
Ser bondadoso incluye una buena comunicación. El esposo debe estar dispuesto a abrirse y escuchar a su esposa. Muchas veces el esposo quiere ventilar sus frustraciones (sobre el trabajo por ejemplo). Pero no debe olvidar preguntarle a su esposa que le molesta a ella (como cuando los hijos no hacen los deberes escolares). El esposo no debe hablar de asuntos importantes cuando él o ella están enojados, cansados o hambrientos. La comunicación, compromiso, y consideración son el fundamento del matrimonio.
Ser bondadoso significa también impulsar a su esposa. La admiración mas importante llega de un corazón sincero que sabe realmente lo que importa – lo que la esposa realmente valora. Por lo tanto, el esposo debe preguntarse acerca de sus inseguridades y descubrir sus virtudes. Seguramente la esposa apreciará esto. Cuantos más cumplidos le haga, mas la esposa lo admirará, mas crecerá este sano hábito. Un ejemplo de palabras bondadosas puede ser: ¡Me gusta la manera en que piensas!’, ‘Te ves hermosa vestida de esa manera’ y ‘Amo escuchar tu voz en el teléfono’.
Los seres humanos son imperfectos. El Mensajero de Dios dijo: ‘Un hombre creyente no debe odia a una mujer creyente. Si no le cae bien algo de su carácter, seguramente le gustarán otros rasgos de ella.”[2]  Un hombre no debe odiar a su esposa porque si no le gusta algo de ella, encontrará algo que si le guste. Una manera de ser consciente de lo que le gusta de su esposa es hacer una lista de media docena de cosas que aprecia de ella. Los expertos en asesoría matrimonial recomiendan ser lo mas específicos posibles y enfocarse en los rasgos del carácter, así como lo recomendó el Profeta del Islam, no sólo lo que hace por el marido. Por ejemplo, un esposo puede apreciar la manera en que arregla su ropa, pero el rasgo escondido detrás de eso es que es atenta. El esposo puede considerar admirable rasgos como ser apasionada, generosa, bondadosa, devota, creativa, elegante, honesta, inteligente, estudiada, energética, gentil, optimista, cometida, fiel, confidente, alegre y otros. El esposo debe tomarse un tiempo para construir esta lista, y reverla en momentos conflictivos cuando es más probable que sienta rechazo por su esposa. Lo ayudará a ser más consciente de sus buenos atributos y será mas probable que le haga cumplidos. 
Un compañero preguntó al Profeta de Dios cuál es el derecho de una esposa sobre su esposo, y él dijo: “alimentarla de lo que tú comes y vestirla de (la calidad) que tú vistes y no pegarle. No calumniarla y no permanecer separado de ella, excepto dentro de la misma.”[3]
Los conflictos en el matrimonio son prácticamente inevitables y conllevan al enojo. Aunque el enojo es una de las emociones más difíciles de manejar, el primer paso para el control puede ser aprender a perdonar a aquellos que nos lastiman. En el caso de conflictos, el esposo no debe dejar de hablar con su esposa ni herirla emocionalmente, pero si puede dejar de dormir en la misma cama para intentar mejorar la situación. Bajo ninguna circunstancia, incluso cuando esté enojado o se sienta de alguna manera justificado, un esposo puede calumniar a su esposa utilizando palabras hirientes o causarle alguna injuria.


Footnotes:
[1] Al-Tirmidhi
[2] Sahih Muslim.
[3] Abu Dawud.

TU PUEDES ELEGIR IN BUEN ESPOSO


   Una de las formas en la cual el Islam ha honrado a la mujer es concediéndole el derecho a elegir a su marido. Sus padres no tienen derecho a forzarla a casarse con alguien que no le agrade. La musulmana conoce este derecho pero no rechaza el consejo y la guía de sus padres cuando un pretendiente potencial se presenta, porque ellos tienen las mejores intenciones de corazón para con su hija, y tienen más experiencia de vida y conocen más a las personas. Al mismo tiempo no renuncia a este derecho entregándose a los deseos de un padre que quiere forzar a su hija a concretar un matrimonio con alguien que no le agrada.

   Existen muchos textos que apoyan a la mujer en este sensible tema, por ejemplo el relato citado por el Imâm Al Bujâri de Al Jansâ' Bint Jidâm:

"Mi padre me casó con un sobrino que no me gustaba, por eso me quejé ante el Mensajero de Allah . Y él me dijo: ‘Acepta lo que tu padre ha dispuesto’. Dije: 'Yo no deseo aceptar lo que mi padre ha dispuesto'. Él dijo: 'Entonces este matrimonio es inválido. Ve y cásate con quien desees'. Le dije: 'He aceptado lo que mi padre dispuso, pero quiero que las mujeres conozcan que los padres no tienen derecho en los asuntos de sus hijas (es decir, que no tienen derecho a forzarlas a casarse)".[1]

     En primer lugar, el Profeta le dijo a Al Jansâ' que obedeciera a su padre, y así es como debe ser, porque la preocupación de los padres por el bienestar de sus hijas es algo bien conocido. Pero cuando el Profeta se dio cuenta de que su padre quería forzarla a un matrimonio que ella no quería, le dio la libertad para elegir, salvándola de la opresión de un padre que quería forzarla a un matrimonio no deseado.

   El Islam no quiere imponer una carga insoportable sobre las mujeres, forzándolas a casarse con un hombre que les desagrada, pues quiere matrimonios exitosos, basados en la compatibilidad entre los cónyuges. Debe haber un terreno en común entre ellos, en términos de parecido físico, actitudes, hábitos, inclinaciones y aspiraciones. Si algo va mal, y la mujer siente que no puede amar a su marido sinceramente, y teme cometer el pecado de la desobediencia y oposición a su marido, a quien no ama, entonces puede pedir el divorcio. Esto fue confirmado en un relato, cuando la esposa de  Zâbit Ibn Qais Ibn Shammâs, Yamîlah, hermana de ‘Abudllah Ibn Ubai, se presentó ante el Profeta y le dijo:

"¡Oh, Mensajero de Allah! No tengo nada contra Zâbit Ibn Qais con respecto a su religión o comportamiento, pero odio cometer un acto de kufr siendo una musulmana”. El Profeta dijo: "¿Le devolverás su jardín?" - su dote había sido un jardín. Ella contestó: "Sí." Entonces el Mensajero de Allah envió un mensaje a él: "Toma de vuelta tu jardín, y concédele a ella una declaración de divorcio."[2]

   De acuerdo a un relato recopilado por Al Bujâri de Ibn ‘Abbâs, ella dijo: "Yo no culpo a Zâbit de nada, con respecto a su religión o su comportamiento, pero no lo quiero".

    El Islam ha protegido la dignidad de la mujer y su humanidad, y ha respetado sus deseos con respecto a la elección de un marido, con quien pasará el resto de su vida. No es aceptable para nadie, (no importa quién sea el pretendiente), forzar a una mujer a un casamiento con un hombre a quien no quiere.

     No hay una indicación más precisa de esta situación que la historia de Barîrah, una joven esclava etíope que pertenecía a ‘Utbah Ibn Abî Lahab, quien la forzó a casarse con otro esclavo cuyo nombre era Mugíz, a pesar que ella jamás lo hubiera elegido como marido si hubiera estado en control de sus propios asuntos. Por eso, Â'ishah  se apiadó de ella, la compró y la liberó. Así, esta joven mujer se sintió libre, en control de sus propios asuntos, y pudo tomar una decisión sobre su casamiento. De esa manera, pidió el divorcio a su marido. Su marido, solía seguirla llorando, mientras ella lo rechazaba. Al Bujâri cita a Ibn ‘Abbâs para describir a esta mujer liberta, quien insistía en la anulación de su matrimonio con alguien a quien no amaba; el bondadoso Profeta comentó algo al ver esta escena y buscó intervenir.
Ibn ‘Abbâs dijo:

"El esposo de Barîrah era un esclavo conocido como Mugîz. Casi puedo verlo, corriendo tras ella y llorando con lágrimas sobre su barba. El Profeta dijo a ‘Abbâs: '¡Oh, ‘Abbâs! No te sorprendes de cuánto ama Mugîz a Barîrah, y  de cuánto odia Barîrah a Mugîz'. El Profeta dijo a Barîrah: '¿Por qué no regresas con él?’ Ella dijo: '¡Oh, Mensajero de Allah! ¿Acaso estás ordenándome hacer eso?'. Dijo él: 'Estoy tratando simplemente de intervenir en su nombre'. Ella dijo: 'No tengo necesidad de él'"[3]

    El Profeta estaba sumamente conmovido por esta demostración de emoción humana: un profundo e irresistible amor por parte del marido, e igualmente un enérgico desprecio por parte de la esposa. Él no pudo ayudar, pero recordó a la esposa y le preguntó por qué no regresaba con él, siendo su marido, y el padre de su niño. Esta mujer creyente le preguntó si le estaba ordenando hacer tal cosa. Este gran legislador y educador que era el Profeta , le replicó que solamente estaba tratando de interceder para promover una reconciliación si fuera posible. Él no estaba tratando de forzar a nadie a hacer algo que no deseara.

    Que aquellos obstinados e insensibles padres que oprimen a sus propias hijas escuchen la enseñanza del Profeta .

    La musulmana que comprende las enseñanzas de su religión tiene criterios prudentes y correctos cuando debe elegir a su marido. Ella no sólo se preocupa por una buena apariencia, una elevada posición, un lujoso estilo de vida o cualquiera de las otras cosas que atraen a las mujeres habitualmente. Ella examina su nivel de compromiso religioso, su actitud y comportamiento, porque éstos son los pilares de un matrimonio exitoso, y las mejores características de un marido. La enseñanza islámica señala la importancia de estas cualidades en un potencial esposo, así como el Islam prescribe que la mujer acepte la propuesta de cualquiera que tenga estas cualidades, para que no se propague la fitnah y la corrupción en la sociedad:

"Si se os presenta alguien con cuya religión y actitud estéis satisfechos, entonces entregad a vuestra hija en matrimonio, porque si no lo hacéis la fitnah y el agravio se propagarán sobre la Tierra." [4]

   Así como el verdadero joven musulmán creyente no debe sentirse atraído por las jovencitas bonitas que crecieron en un ambiente negativo, la joven musulmana guiada por su religión no se sentirá atraída por los estúpidos estereotipos de "playboys", no importa cuán apuestos sean. Más bien, se sentirá atraída por un hombre serio, educado, y creyente; aquel de vida honesta y corazón puro, cuyo comportamiento es bueno y cuya comprensión de la religión es íntegra.

Nadie es un compañero más adecuado para la correcta mujer creyente que un hombre bueno y creyente; y nadie es un compañero más adecuado para la mujer descarriada e inmoral que  un hombre descarriado e inmoral, como Allah  dice:

[Las perversas sólo son para los hombres perversos iguales que ellas, y los hombres perversos no estarán sino con mujeres perversas iguales que ellos. En cambio, las buenas mujeres tendrán a su lado hombres buenos iguales que ellas, y los hombres buenos sólo tendrán a su lado mujeres buenas iguales que ellos...] (24:26)

    Esto no significa que la musulmana deba ignorar completamente el tema de la apariencia física, y soportar a alguien sin atractivo y desagradable. Es su derecho - como se expresó anteriormente- el casarse con un hombre con quien su corazón pueda estar lleno de amor, y que la complazca tanto en su apariencia como en su conducta. La apariencia no debe ser desatendida a expensas de la naturaleza interior, o viceversa. Una mujer debe escoger a un hombre atractivo para ella, en todos los aspectos, alguien que gane su admiración y respeto. La verdadera musulmana nunca se deja deslumbrar por las apariencias exteriores, y nunca deja que estas apariencias, la distraigan de percibir la esencia de un potencial esposo.

   La musulmana sabe que el hombre tiene el derecho de qiuâmah sobre ella, tal como el Corán lo menciona:

[Los hombres están a cargo de las mujeres debido a la preferencia que Allah ha tenido con ellos, y deben mantenerlas con sus bienes...] (4:34)

    De ahí que quiera casarse con un hombre cuyo qiuâmah sobre ella la haga sentir orgullosa, alguien con quien esté feliz de casarse y nunca se lamente de ello. Un hombre que tome su mano en la suya y demuestre cumplir su misión en la vida, al establecer una familia musulmana y erigir una nueva generación de hijos inteligentes y cautelosos, en una atmósfera de amor y armonía, que no se verá dificultada por actitudes conflictivas o diferencias religiosas. Se supone que los creyentes y las creyentes caminan uno al lado del otro en el trayecto de la vida, lo cual constituye una cuestión seria para la creyente, de manera que puedan cumplir la gran misión que Allah ha encomendado a la humanidad, hombres y mujeres por igual, así como el Corán lo expresa en la siguiente aleya:

[Allah les tiene reservado Su perdón y una gran recompensa a los musulmanes y las musulmanas, a los creyentes y las creyentes, a los piadosos y las piadosas, a los justos y las justas, a los pacientes y las pacientes, a los humildes y las humildes, a aquellos y aquellas que hacen caridades, a los ayunadores y las ayunadoras, a los pudorosos y las pudorosas, y a aquellos y aquellas que recuerdan frecuentemente a Allah.] (33:35)

  Con el propósito de lograr este gran objetivo de consolidación del lazo matrimonial y el establecimiento de una vida familiar estable es esencial escoger al compañero apropiado en primer lugar.

    Entre las grandes mujeres musulmanas reconocidas por su fuerza de carácter, sus encumbradas aspiraciones y su visión lejana en cuanto a la elección de un marido, se encuentra: Umm Sulaim Bint Milhân, quien fue una de las primeras mujeres Ansâr en abrazar el Islam. Ella se casó con Mâlik Ibn An Nadar, y le dio un hijo llamado Anas. Cuando abrazó el Islam, su esposo Mâlik se enojó con ella y la abandonó, pero ella persistió en su Islam. Poco tiempo después, escuchó la noticia de su muerte, cuando todavía estaba en la flor de su juventud. Ella soportó toda esta situación con la esperanza de la retribución de Allah , y se dedicó al cuidado de su hijo de diez años de edad, Anas. Una vez lo llevo al Profeta para que lo pudiera servir (y así aprender de él).

     Cierto día, uno de los mejores jóvenes de Al Madînah, guapo, rico, y fuerte, vino a pedir su mano en matrimonio. Él era Abû Talhah - antes de convertirse en musulmán, muchas de las jovencitas de Iazrib (Al Madînah) gustaban de él, debido a su riqueza, su vigor, y su bien parecido juvenil. Él pensaba que Umm Sulaim gozosamente se apresuraría en aceptar su ofrecimiento, pero para su asombro ella le dijo: "¡Oh, Abû Talhah! Tú sabes que el ídolo que adoras es sólo un árbol que creció en la tierra, y fue tallado con forma por el esclavo de la tribu tal y tal". Él dijo: "Por supuesto." Ella añadió: "¿No te sientes avergonzado de postrarte ante un pedazo de madera que creció en la tierra, y fue tallado por el esclavo de la tribu tal y tal?" Abû Talhah como era obstinado, le insinuó una costosa dote y un estilo de vida lujoso, pero ella persistió en su punto de vista y le dijo francamente: "¡Oh, Abû Talhah! Un hombre como tú no podría ser rechazado, pero eres un incrédulo y yo soy una mujer musulmana. No me está permitido casarme contigo, pero si abrazas el Islam, esa será mi dote (mahr), y no te pediré nada más."[5]

    Él volvió al día siguiente para intentar tentarla con una dote más grande, y con un regalo aún más generoso, pero ella permaneció incólume, y su persistencia y madurez aumentaron su belleza ante sus ojos.
Ella le dijo entonces: "¡Oh, Abû Talhah! ¿Acaso no sabes que el ídolo a quien rindes culto fue tallado por el esclavo carpintero de tal y tal? Si le prendieras fuego, seguramente se quemaría". Sus palabras resonaron como una conmoción para Abû Talhah, entonces él se preguntó a sí mismo: "¿Acaso se puede quemar al Señor?" Luego pronunció las palabras: "Ashhadu an lâ ilâha illa Allah ua ashhadu anna Muhammadan rasûl Allah" (la declaración de fe del musulmán).

    Entonces, Umm Sulaim dijo a su hijo Anas con una alegría que embargaba todo sus ser: "¡Anas, cásame con Abû Talhah!". De esta manera, Anas dio testimonio y el matrimonio fue formalizado.

   Abû Talhah, por su parte estaba tan feliz que estaba determinado a colocar toda su riqueza a disposición de Umm Sulaim, pero la actitud de ella era la actitud desinteresada, digna y sincera de las mujeres creyentes. Ella le dijo: "Abû Talhah, yo me casé contigo por la causa de Allah , y no tomaré ninguna otra dote." Ella sabía que cuando Abû Talhah abrazó el Islam, no sólo había ganado un marido apreciable sino que también ganó una recompensa de Allah mucho mejor que poseer camellos rojos (los de raza más altamente cotizada) en este mundo. Tal como ella había escuchado decir al Profeta :

"Si Allah guía a una persona al Islam por tu intermedio, será mejor para ti que poseer camellos rojos".[6]

    Estas grandes mujeres musulmanas son ejemplos dignos de imitación, y de quienes las musulmanas de hoy en día pueden aprender la pureza de su fe, la fuerza su carácter, la integridad de su creencia, y la sabiduría en elegir un buen esposo.


[1]  Ver Fath Al Bâri', 9/194, Kitâb an nikâh, bâb ikrâh al bint ‘ala az zauây; Ibn Mâyah, 1/602; Kitâb an nikâh, bâb man zauuaya ibnatahu ua hiia kârihah; Al Mabsût 5/2.
[2]  Fath Al Bâri', 3/395, Kitâb at talâq, bâb al jul‘.
[3]  Fath Al Bâri', 9/408, Kitâb at talâq, bâb shafâ‘ah an nabi fi zauy Barîrah.
[4]  Hadîz hasan narrado por At Tirmidhi, 2/274, Abuâb an nikâh, 3; y por Ibn Mâyah, 1/633, Kitâb an nikâh, bâb al akfâ'.
[5]  Relatado por An Nasâ'i con un isnâd sahîh, 6/114, Kitâb an nikâh, bâb at tazuîy ‘ala al islâm.
[6]  Fath Al Bâri', 7/476, Kitâb al magâzi, bâb gazuah jaibar.

domingo, 4 de abril de 2010

LA ENVIDIA DESTRUYE LA TRANQUILIDAD DE NUESTROS CORAZONES

La envidia se refiere al deseo que una persona siente cuando anhela la destrucción o la privación de las bendiciones que otra persona tiene, una destrucción que el portador de este sentimiento podría llevar a cabo si tuviera el poder de hacerlo. Esto es muy diferente a desear una bendición parecida para uno mismo, sin desear que otros la pierdan; de hecho, este es un deseo positivo y recomendable que incentiva la sana competencia. La competencia, en términos generales, no es considerada reprobable; más bien es considerada loable si ésta es por la búsqueda de la virtud. Allah Dice (lo que se interpreta en español):
 
{Por cierto que los justos gozarán de las delicias del Paraíso recostados sobre lechos, contemplando [los placeres que  Allah les Tenía reservado]. Se podrá ver en sus rostros el resplandor de la dicha. Se les dará de beber un néctar perfumado con el aroma del almizcle. Quienes anhelen esta recompensa que se esfuercen por alcanzarla [obedeciendo a  Allah]} [Corán 83:22-26].
Allah Mencionó en el Corán la envidia de los incrédulos, los hipócritas y la gente en general. Hablando acerca de los incrédulos, Allah Dice (lo que se interpreta en español):
{Muchos de la Gente del Libro quisieran que renegaseis de vuestra fe y volvieseis a ser incrédulos por envidia hacia vosotros, después de habérseles evidenciado la Verdad} [Corán 2:109].
{¿Envidian a la gente por el favor que  Allah les Ha dispensado?} [Corán 4:54].
La envidia es un sentimiento malévolo del corazón, que lleva a la conducta impura y al mal comportamiento. Esta conduce a la hostilidad, a pensar mal de las intenciones de los demás, a la calumnia, el chisme, la mentira y al abandono de los demás musulmanes. Podría llevar a quien la posee a infligir daño físico sobre la persona a la que envidia, e incluso al asesinato. La envidia está considerada entre los más peligrosos y destructivos deseos internos, y es lo más destructivo para la religión de la persona y para su vida.
 El Mensajero de Allah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “No os envidiéis unos a otros; no os odiéis unos a otros; nos volvéos  la cara entre sí (por disgusto); (sino) sed siervos de Allah como hermanos”(Al Bujari y Muslim).
Allah Ordenó a los creyentes que buscaran refugio de la maldad de las personas envidiosas y de la envidia en general, cuando Dice (lo que se interpreta en español):
{Y del mal del envidioso cuando envidia}[Corán 113:5].
 
El Mensajero de Allah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, también dijo: “Por cierto que la envidia devora las buenas acciones como el fuego consume la leña.” (Ahmad)
 
Existen muchas historias en el Corán que destacan los peligros y perjuicios de la envidia. Cuando leemos la historia del Profeta Yusuf (José), la paz sea con él, y sus hermanos, nos damos cuenta del peligro de la envidia, cómo ésta puede cegar, cómo echa fuera la misericordia del corazón, y cómo conduce a quien la posee a infligir terrible daño físico sobre la persona a la que envidia. Allah Dice (lo que se interpreta en español):
 
 {Cuando dijeron: Por cierto que Yusuf (José) y su hermano [Benjamín] son más amados por nuestro padre que nosotros a pesar que somos un grupo [de varios hijos]. Ciertamente nuestro padre está en un error evidente. Matad a Yusuf (José) o desterradlo para que la atención [y el amor] de vuestro padre sea sólo para vosotros, y luego [de haberlo eliminado arrepentíos y así] os contaréis entre los virtuosos [nuevamente]}[Corán 12:8-9].
Otra historia que nos muestra el peligro de la envidia, es la de Caín y Abel (Qabil y Habil): El Corán nos cuenta acerca del primer hijo de Adam (Adán), la paz sea con él, quien asesinó a su hermano por envidia, el cual se constituyó en el primer crimen de la historia en el que se derramó sangre. Él envidiaba a su hermano porque Allah Había aceptado su sacrificio y no así el suyo; Allah Dice (lo que se interpreta en español):
{Cuéntales tú la historia auténtica de los dos hijos de Adam (Adán), cuando ofrecieron una oblación y le fue aceptada a uno pero al otro no. Dijo [este último por envidia a su hermano]: Te mataré. Dijo [su hermano respondiéndole]:  Allah sólo Acepta [las oblaciones] de los piadosos. Aunque extiendas tu mano para matarme yo no extenderé la mía para hacerlo, yo temo a  Allah, Señor del Universo. Y su alma le instigó a que matase a su hermano y lo hizo, contándose [con esto] entre los perdedores} [Corán 5:27-28, 30].

Se transmitió de Aisha, Allah esté complacido con ella, que dijo:
"Le dije al Profeta sws
¿No te basta con saber de Safía tal y tal defecto? (algunos decían que era
pequeña de estatura)
Y le contestó: -¡Has dicho una palabra que si se mezclara con el agua del mar,
quedaría toda impregnada y maloliente!-
Y en otra ocasión imité a una persona con burla, resaltando sus defectos.
Y dijo: -No me gusta que se resalten con burla los defectos de ninguna
persona. Y aunque me fuera dado el mundo entero, no aceptaría imitar a nadie
con burla-" (Lo relataron Abu Daud y At-Tirmidí: hadiz hasan sahih)

Se transmitió de Abu Huraira ra que el Mensajero de Allah sws dijo:
"Todo musulmán es sagrado para otro musulmán: en su sangre, su honor y
su riqueza." (Lo relató Muslim)

 “Oh grupo de gente, quienquiera que asegure que su lengua y su corazón no está vacío de Imán (fe), entonces él no debería dañar a los musulmanes, ni debería condenarlos, ni debería seguir sus faltas. Porque seguramente, aquel quien sigue las faltas de su hermano musulmán, luego Alláh le seguirá sus faltas, y quienquiera a quien Alláh siga sus faltas, luego él será expuesto aún si él está en las hendiduras de su casa”.  As-sahih al-Musnad (1/508 )

viernes, 2 de abril de 2010

Los cinco pilares del Islam: Shahâda (el compromiso)

Escrito por: Gonzalo Salvanés. Experto en historia y cultura árabe por la UNED.
Alhambra
La diferencia entre el Islam y la mayoría de las culturas y religiones es que ésta es fundamentalmente práctica. Es una manera de ser (Din), de vivir y de sentir. No existe iglesia, ni, por lo tanto, jerarquía eclesiástica, ni liturgia, ni misterios, ni sacramentos, ni dogmas.

Representa la relación entre la persona y Dios, entre el ser y la Realidad y su sumisión a ésta. Este vínculo, secundariamente, condiciona la relación entre las personas, el aspecto social del Islam, de tan fuerte arraigo.

Cinco son los pilares (fundamentos), sobre los que se asienta la forma de vivir (Din) del musulmán.
Shahâda. El compromiso. La aceptación de la Unicidad Divina.
Salât. La oración. La postración.
Zakât. Los impuestos. Las aportaciones a la comunidad (Ummah). El compromiso con los necesitados.
Sawn. El ayuno. El Ramadán.
Haÿÿ. La peregrinación a Meca.
En este número veremos el primero de los cinco pilares:

Shahâda (testimonio). Consiste en declarar que “no hay más dios que Allah (Allah es el nombre árabe más usado para denominar al Dios del cristianismo y al Yavé judío. Son el mismo Dios) y Mahoma (Muhámmad) es el Mensajero de Dios (Lâ ilâha il lâ l-lâh Muhámmad rasûlul – làh). Para reconocerse y ser reconocido como musulmán es suficiente con declamar esta  fórmula. Pese a su sencillez, comprenderla y sentirla en su plenitud es complejo y puede costar toda una vida.

Como vemos tiene dos partes diferenciadas:
No hay más dios que Dios (Allah) “Lâ ilâha il lâ l-lâh”. El de siempre. El de Adán, el de Moisés, el de Elías, el de Abrahán, el de Jesús de Nazaret. No es un Dios exclusivo para el pueblo árabe. Es el Dios de Abrahán (Ibrahin). La shahâda reafirma el monoteísmo absoluto del Islam. Y el único pecado imperdonable: la idolatría, la asociación de Dios con otro ser.

Muhámmad es el Mensajero de Dios (“Muhámmad rasûlul – làh”). Su significado no es excluyente. También Moisés y Jesús son Mensajeros. Se trata de reafirmar su sinceridad y su carácter.
Alhambra 2 

No entendamos que la Shahâda significa una “profesión de fe” para el declarante, sino un testimonio público de una forma de vida. No hace falta más para ser reconocido como musulmán por la sociedad islámica. No se precisa ningún tipo de iniciación. El resto, la islamización, se logrará con el tiempo y la praxis.
En realidad, el Islam no cree que nadie pueda “convertirse” en musulmán. No existe la conversión. Se es musulmán desde el principio, desde siempre, aunque el individuo no sea consciente de ello. En un famoso hadiz se narra que Rasul dijo: “Todo ser humano nace con su Naturaleza original intacta, y son sus padres los que lo hacen judío, cristiano o politeísta”. A lo cual uno de sus Compañeros replicó: “…o musulmán”. Y el Profeta contestó: “No, pues el Islam es el estado natural del ser humano”. El Islam es una invitación a “retornar”. Al Islam no se “va”; se “regresa”. El objetivo del musulmán es devolver a su corazón esa capacidad cognitiva original que la persona ha ido perdiendo. «Él os eligió y no os ha impuesto ninguna carga en la religión, la religión de vuestro padre Abraham. Él os llamó “musulmanes” anteriormente y aquí (en el Corán), para que el Enviado sea testigo de vosotros y que vosotros mismos seáis testigos de los hombres»
Aunque la persona reniegue rotundamente de lo sagrado, podría seguir siendo musulmán. Habría que analizar como actúa y como vive, antes de poderlo declarar no musulmán. Esto tiene importantes implicaciones de orden moral, social y político: el musulmán es intocable para el musulmán; el hombre es intocable para el musulmán.

jueves, 1 de abril de 2010

MATRIMONIO EN EL ISLAM / Y nosotras, ¿A quién debemos realmente elegir?

Pregunta:

¿Cuáles son las consideraciones más importantes que una joven debe tener al elegir un marido? ¿Si se niega a alguien simplemente por razones económicas o mundanales, se la expondrá a los castigos de Allah?



Respuesta:

Los atributos más importantes que una mujer debe buscar en la selección de un marido, es el carácter y la piedad. La riqueza y el linaje son consideraciones secundarias. El aspecto más importante es que el novio sea una persona de piedad y comportamiento adecuado.
La persona de comportamiento correcto y con piedad no hará ningún mal a su esposa. Porque la mantenerla en una forma que es adecuada la dejará que se marche libre de la mejor manera.
Además, la persona de religión y comportamiento puede ser una bendición para ella y sus hijos. Puede aprender las costumbres y la religión de él.
Si no tiene esas características, debe permanecer lejos de él, especialmente si es uno de los que olvida la obligación con respecto a la realización de las oraciones, o si se sabe que bebe alcohol, que Allah nos proteja.


En cuanto a los que no rezan, son los infieles. La mujeres de los creyentes no son permisibles para ellos.

El punto importante es que la mujer debe insistir en el carácter del hombre y la piedad. Si él es también de un linaje noble, debe ser preferido. Esto se debe a que el Mensajero de Allah (la paz sea con él)indicó:


"Si una persona cuya religión y carácter aprueba y viene a ti, entonces cásate con él."


Sin embargo, si también es adecuado (en otras formas, tales como económicamente y así sucesivamente), es mejor.


El Sheik Bin Uthaymin; Fatwa Al-Maryah.


http://saudigazette.com.sa/index.cfm?method=home.regcon&contentID=2009041034655


Pregunta:
Soy una mujer que lleva niqab (velo en la cara) y dos personas están pretendiéndome.


El primero lleva barba y se encuentra en la segunda etapa de la escuela secundaria comercial, además ha obtenido el certificado de la escuela secundaria comercial. También es tres años mayor que yo y sólo tiene una hermana que se casará y viven lejos.

Por otra parte, el otro pretendiente es ingeniero agrónomo. Es dueño de su propio apartamento. También está de acuerdo con todos mis requisitos, como no darle la mano y mezcla con un miembro del sexo opuesto. Él es musulmán practicante y está bien educado, pero es sin barba. Mi familia dejó en mí la decisión. ¿Cuál es la posición islámica en esta situación? Hay que tener en cuenta que el segundo pretendiente es muy acomodado.

Respuesta:
Usted debe elegir a los piadosos, religiosos, de buenos modales, y el marido sabio que teme a Allah en todos sus asuntos.
¡Que Allah nos conceda el éxito! Que la paz y las bendiciones sean sobre nuestro Profeta Muhammad, su familia, y compañeros!


Comité Permanente de investigación científico e Ifta:
Abdul-Aziz ibn Abd Allah ibn Baz
Abdul-Razzaq` Afify
Abd Allah ibn Ghudayyan
 
Traducción por: Hayat al.andalusia

jueves, 25 de marzo de 2010

LA HERMANDAD ENTRE MUSULMANES

Bendiciones y paz para Muhammad, su familia y sus compañeros. Muchos saludos.